Gracias por los momentos difíciles en mi vida que me ayudaron a ser la mujer que soy hoy.
Gracias por los momentos en los que pensé desfallecer por que me di cuenta que sin mi fe en Dios, no hubiese podido entender el propósito de cada uno de esos momentos de aprendizaje.
Hoy lo más valioso que tengo es mi paz, esa paz que sólo el tener una relación genuina con Dios te da. Esa paz que te da la seguridad de que pase lo que pase Dios te sostiene con su mano y que no existe problema, ó circunstancia que pueda hacerte dudar del cuidado de Dios.
Esa paz es la que hace que hoy ame mi vida al máximo y decrete que lo mejor está aún por venir.
Siempre agradecida.
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